Lienzos, acrílicos y pincel, para volver a ser yo. Un poco
de te, canela y jengibre, una noche fría y la silla vacía que si querer
olvidaste en el pasillo. El tic tac del reloj y el sonido crujiente de las
hojas y troncos del bambú. Esta brisa es fría y no tengo ánimos de abrigarme.
Me desconozco, el espejo que dejaste destrozado ya no puede
decirme que debo hacer y se enfría el te.
Mi larga melena, ya no tan larga, va perdiendo su color y
mis uñas ya no crecen, estas grandes ojeras y este animo que arrastro desde lo
mas profundo de mi todo. Tal vez deba empezar a pintar.