Aterrante dolor, por que no es cosa de demonios merecer lo
que no han ofrecido.
Delirante lamento que entre lágrimas y quejidos clama un
amor indigno.
Merecedora no he sido de tus caricias, mas con un simple
suspiro tu aliento ha de llenarme de aquello
Aquello que por definición, place… Hasta donde nos ha
llevado aquella aventura indiscreta.